Se nos rompe el cristal y únicamente queda lamentarse.
Entramos de repente, divididos, al lugar de los cambios,
al cuadro donde queda retratado
aquello que se va y nunca regresa:
un inmenso Jardín de las Delicias donde viven desnudos
las aves y los monstruos,
donde en un tiempo lento y sin motivo
siguen muriendo las desapariciones.
Por eso nuestro cuerpo no está entero.
(Frgmento de Los infraleves)